28 de noviembre de 2023

Flamenco en Madrid: donde vive el arte jondo

Por todos es sabido que el arte flamenco tiene su origen en el sur de España, en concreto en ese mestizaje cultural que se daba en Andalucía, con la población gitana jugando un papel relevante. Sin embargo, Madrid ha estado vinculada de forma muy fuerte al arte jondo desde hace siglos. El flamenco en Madrid es desgarro, alegría, pasión, intensidad, quejío, pellizco, duende.

La capital de España es también uno de los puntos neurálgicos del flamenco en elmundo. Difícilmente se podría entender el arte jondo sin Madrid y Madrid sin el artejondo. Su extensa oferta con multitud de espectáculos, sumada al impulso que da el público madrileño a nivel mediático a los artistas, hace que sea una catapulta para todo aquel que quiera triunfar en este noble arte. 

«Difícilmente se podría entender el arte jondo sin Madrid y Madrid sin el arte jondo. Es una catapulta para todo aquel que quiera triunfar en este noble arte»

Allá por el año 1765 comenzaron a documentarse las primeras referencias flamencas entre Jerez, Cádiz y el sevillano barrio de Triana. Cantes improvisados en plena calle, tabernas e incluso barberías, acompañados de palmas, sin estar aún presente el toque. Nos referimos a los conocidos como bailes de candil, bailes populares que se disfrutaban a la luz de un candil en las frías noches, cuando había poco trabajo en el campo. Cuando las tropas napoleónicas invadieron España comenzaron a abrir cafés al estilo francés, con un escenario para el folclore local. Estos fueron el origen de los cafés cantantes, que surgen alrededor de 1850.

Fue en estos donde el flamenco adquirió una nueva dimensión. Pese a ello, no siempre contaron con buena fama debido a frecuentes altercados. Tanto es así que en 1908 una orden ministerial obligó a que cesaran su actividad a medianoche. Poco a poco comenzaron a cerrar sus puertas y el flamenco se trasladó a los teatros en la etapa conocida como ópera flamenca. A mediados del siglo XX retomaron su actividad muchos cafés cantantes, pareciéndose a los tablaos actuales.

Es importante hacer especial mención a cafés como el Naranjeros (Plaza de la Cebada), el Imparcial (Plaza de Matute) o La Marina (Calle Los Jardínes), quizá los más importantes de España en el género. Por ellos pasaron artistas ilustres como Encarnación López Argentinita, Miguel Cruz Macaca, Pastora Pavón La Niña de los Peines, Antonio Chacón y Ramón Montoya. Este último consiguió que la guitarra dejara de ser un mero acompañamiento para tener su propia identidad flamenca. 

«Madrid sigue ejerciendo como una de las sedes más importantes del flamenco. Y en nuestro Centro Cultural Flamenco de Madrid, en pleno barrio de Chueca, los quejíos te desgarran y los taconeos te encogen el alma a escasos centímetros de tu rostro»

La importancia histórica que Madrid tiene en el desarrollo del flamenco es innegable. No en vano, en la capital se han consagrado los genios flamencos que han recorrido y recorren el mundo difundiendo esta seña de identidad cultural tan nuestra. Aquí alcanzó la fama planetaria, por citar algunos ejemplos, el mítico Camarón de la Isla junto a su amigo Paco de Lucía.

«Los madrileños son los más flamencos. De Madrid al cielo. Así que creo que esta ciudades la puerta grande para todos nosotros. Yo soy sevillano, pero me vine muy joven y Madrid ha sido siempre mi público. No hay ningún lugar más flamenco que Madrid: ni Sevilla, ni Jerez, ni Barcelona… Primero tienes que triunfar en Madrid si quieres triunfar en los demás lugares», llegó a citar el bailaor Antonio Canales en una entrevista publicada por La Vanguardia en 2016.

En la actualidad, Madrid sigue ejerciendo como una de las sedes más importantes del flamenco. Y ya sabéis que en nuestro Centro Cultural Flamenco de Madrid, ubicado en pleno barrio de Chueca (Calle del Conde de Xiquena, 6), contamos con un espacio singular. Un escenario con una acústica impresionante, sin necesidad de micrófonos o amplificadores, donde los quejíos te desgarran y los taconeos te encogen el alma a escasos centímetros de tu rostro.