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El origen de los tablaos flamencos

El origen de los tablaos flamencos

 

Un café cantante. Oleo de José Alarcón Suárez -hacia 1850

 

 

¿Has estado alguna vez en un tablao flamenco? Si lo has hecho, perfecto. ¡Hazlo más! Si nunca has estado, en otro artículo te contamos por qué deberías hacerlo y cuanto antes. Sea como sea, es una experiencia única. Y tiene su historia. ¿Sabías que los tablaos tienen su origen en los peculiares cafés cantantes de mediados del siglo XIX? Venga, no dejes de leer, que te hacemos un repaso.

Los cafés cantantes, también conocidos como catedrales del duende –vaya nombre con compás, ¿no?–, fueron fundamentales en su nacimiento para la evolución y popularización del arte flamenco. Antes de su existencia, las actuaciones de cante y baile eran más dadas a entornos privados o a pie de calle. Fiestas o celebraciones familiares y eventos en patios de vecinos.

Así pues, gracias a estas salas el arte flamenco gana en visibilidad, ya que permitían al público ver actuar en directo a los artistas. Para poder ver cómo eran esos cafés cantantes es necesario que hagas un ejercicio de imaginación. La descripción era la siguiente: un salón más bien grande con elementos decorativos diversos y sillas y mesas para el público. En el centro, una tabla –el tablao–, sobre la que se subían los artistas para la actuación.

Edad de Oro del Flamenco

Te suena, ¿verdad? Sí, bastante parecido a lo que tenemos hoy en día con los tablaos flamencos más actuales. Los primeros cafés cantantes surgen en lo que se ha denominado Edad de Oro del Flamenco, época entre 1860 y 1919. Estos fueron los años en los que el arte flamenco evolucionó más en cante, baile y música. Un periodo fundamental para que se fijaran los estilos que perdurarían con el tiempo.

Se podría decir que el baile tuvo un gran auge en esta Edad de Oro. Si hasta entonces era el cante el que copaba la mayoría de actuaciones, el baile comenzó a ganar protagonismo y a ser incluso el mayor atractivo para los espectadores de los cafés cantantes.

Por otro lado, la guitarra también fue un elemento que ganó mucha popularidad, siendo clave en el acompañamiento de baile y cante en la época. ¿Te imaginas un espectáculo flamenco sin guitarra? Cuesta trabajo hacerlo, pero en aquel entonces el cante solo se acompañaba de palmas.

A su vez, el flamenco también tuvo un fuerte interés formativo. Un arte que hasta ese momento solo se enseñaba desde la cuna empezó a interesar a estudiantes. Así surgen las escuelas de flamenco, destacando las de Jerez de la Frontera en Cádiz y las de Triana en Sevilla. Tanto es así que el baile flamenco pronto consiguió destacar por encima de otros bailes nacionales.

A partir de 1910 van desapareciendo los cafés cantantes de forma paulatina por la aparición de otros espectáculos que compiten con estos locales. Por ejemplo, el cinematógrafo.

 

«En los años 60 los tablaos se convierten en auténticos referentes de la cultura y son frecuentados por personalidades del mundo de la política, la literatura, el cine y la farándula. Toda estrella extranjera que llegase a España no podía volver a su país sin haber pisado un tablao»

 

La Ópera Flamenca

Entre  1910 y 1955 surge una etapa conocida como la Ópera Flamenca. Un periodo fundamental para entender la evolución del flamenco. En estas décadas irrumpen grandes cantaores flamencos que impulsan el arte jondo en todos sus estilos adquiriendo una enorme popularidad. Aquí, la guitarra se convierte en el acompañamiento indispensable para cualquier actuación que se precie.

¿Qué pasa a partir de 1955? El flamenco se sitúa como una de las disciplinas artísticas más populares y surgen los tablaos como herederos de los cafés cantantes. Andalucía se sitúa como la cuna del flamenco, pero pronto el arte jondo se convierte en algo universal y surgen tablaos por toda España, especialmente en Madrid.

En los años 60 los tablaos tienen su mayor esplendor. Llegan a convertirse en auténticos referentes de la cultura y son frecuentados por personalidades del mundo de la política, la literatura, el cine y la farándula en general. Toda estrella extranjera que llegase a España no podía volver a su país sin haber pisado un tablao.

Así hasta nuestros días, en los que los tablaos están heridos por la crisis sanitaria causada por la Covid-19, pero que siguen luchando para llevar este noble arte al espectador. En Centro Cultural Flamenco Madrid tenemos actuaciones todas las semanas en un coqueto teatro flamenco con un tablao que disfruta de una gran acústica. ¡Ven a visitarnos!

 

El Centro Cultural Flamenco de Madrid alberga un teatro flamenco que apuesta por el arte flamenco más tradicional, la esencia. Baile, cante y toque. Puro sentimiento. Un espacio singular con una visibilidad y una acústica exquisitas. Como se vive el flamenco tradicional en un tablao no se vive en ningún sitio. ¡Te esperamos!

 

Imagen superior: Un café cantante. Oleo de José Alarcón Suárez -hacia 1850

 

 

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